Lima (Pérou) La fontaine de San Bartolomé sur le pied de guerre : une analyse originale

Résumé en français

La fontaine est installée dans une ancien hôpital  militaire fondé en 1646 dans un quartier de Lima ; c’est un patrimoine plutôt caché qu’aucun moteur de recherche ne mettait en valeur jusqu’ici. Les photos anciennes sont plutôt rares comme celle qui montre les soldats autour du bassin dans la cour intérieure en forme de cloître.

L’étude proposée ici s’appuie sur les travaux de Eduardo Vásquez Relyz. Sergio Orozco qui travaille plutôt sur les fontaines d’origine anglaises de l’époque victorienne nous a transmis cet article qui met en parallèle la fontaine “en pied de guerre” dans l’hôpital San Bartolomé et une fontaine française telle qu’on peut la voir à Castres (Tarn), modèle 545 du catalogue du Val d’Osne. (lien http://e-monumen.net/patrimoine-monumental/grande-fontaine-castres/)

A première vue, la fontaine péruvienne, hormis les deux vasques, semble très différente. Elle comporte notamment un décor “militaire” d’où le titre de “pied de guerre” qui ont un rapport avec les thèmes héraldiques du Pérou, avec des faisceaux, des casques, bref tout un décor martial que l’on voit peu dans les fontaines de la fin du XIXe siècle.  Pourtant, Eduardo Vásquez Relyz, historien de l’art à l’Universidad San Marcos de Lima, a virtuellement démonté cet appareillage pour retrouver tout simplement une fontaine du Val d’Osne, notamment par la structure, par les décors sous les vasques. Etonnant !

A partir de là, d’autres questions se posent : sur l’histoire de cette fontaine : la date d’installation, comment et par quel canal est-elle arrivée à Lima ? Et surtout, qui a conçu le décor militaire pour intégrer la fontaine dans l’hôpital ? Quelle fonderie a travaillé sur ces ajouts >? En France ? Au Pérou ? Autant de points à éclaircir, intriguants et passionnants. Le point de vue des auteurs est que la qualité des ajouts, des ajustements plaide pour une fabrication française et non par une modification par une fonderie locale.

La fontaine représente plus qu’un simple décor, mais un lien : avec les blessés soignés dans cet hôpital fermé, entre la vie et la mort, entre le Pérou et le Monde : elle est sur le pied de guerre : pour sa propre survie !

Merci à Sergio Orozco Abarca de nous avoir fait découvrir ce patrimoine. Lisez le texte intégral de son article, cliquez sur les photos.

DP

san bartolome01       fontaine san bartolome


Texte original par Sergio Orozco Abarca

LA INCREÍBLE FUENTE DE SAN BARTOLOMÉ: en Pie de Guerra…

 

De todas las fuentes que he logrado incorporar al catálogo de fuentes victorianas, ninguna posee la rara belleza de esta de la que hoy les hablaré.  Debo el conocimiento  de su inquietante y azulada estampa, a la  búsqueda incesante de fuentes peruanas, emprendida en 2014 por mi amigo, Eduardo Vásquez Relyz, historiador de arte de la Universidad San Marcos de Lima; una aventura singular, sin más paga que el afán de encontrar y divulgar estos tesoros, para que nuevos ojos se posen en ellos. Es tan fascinante la fuente de San Bartolomé  que paradójicamente se oculta. No hay motor de búsqueda que la encuentre, con facilidad, en su estado actual. Yo diría que es una “fuente de clausura”.
Para llegar a ella, debe uno moverse por calles sinuosas de Barrios Altos de Lima, y encontrar el jirón “Miró Quesada”, cuadra 9, muy cerca de la Plaza Italia. Cuando uno alcanza dicho sitio, se halla ante un imponente edificio de dos pisos, semejante a una Catedral, que en realidad es un Hospital abandonado, cuya primera edificación data de la época virreinal (fue fundado el 6 de enero de 1646, por el sacerdote Agustino Fray Bartolomé de Vadillo, durante el gobierno de don Pedro de Toledo y Leiva).
Su primer nombre fue “Hospital San Bartolomé de los Morenos Libres”, nacido para curar esclavos negros “en desuso”. En esa época había dos grandes estratos sociales: los dependientes y los libres (también llamados horros);  los negros dependientes tenían acceso, en hospitales, a los servicios de atención de la salud; asimismo, se atendía a leprosos de uno u otro sexo, y había un hospital exclusivo para mujeres. Pero cuando un negro dependiente enfermaba de gravedad o ya era anciano, los dueños realizaban dos actos inverosímiles: lo declaraban liberto y… lo tiraban a la calle. La atención médica para estos “despojos humanos” motivó la creación del “Hospital San Bartolomé de los Morenos Libres”. Afectado por terremotos que asolaron la ciudad, fue reconstruido varias veces, en casi cuatro siglos.
Pocos días antes de declararse la Independencia y el fin del virreinato, en 1821, la expedición libertadora del sur, con el general José de San Martín a la cabeza,  sufría graves estragos por el paludismo, viruelas y disentería. Una de las primeras medidas adoptadas para enfrentar estas enfermedades fue dedicar todos los hospitales de la Ciudad (entre ellos el de San Bartolomé) a la curación y atención de las fuerzas armadas. La etapa militar del hospital se prolongó por más de un siglo,  hasta el año 1956, cuando se construyó un nuevo Hospital Militar en Lima, al cual se trasladó todo el personal médico y empleados del antiguo Hospital Militar de San Bartolomé.  En 1958, reabre sus puertas como Hospital Materno Infantil “San Bartolomé”; pero luego, en 1985, este se muda a otras instalaciones. En 1987, el Instituto Nacional Oftalmológico ocupó el edificio, solo por un breve tiempo, pues el inmueble ya no reunía condiciones adecuadas. Desde entonces, entró en decadencia absoluta, cuidado por nadie, y únicamente habitado por el polvo, las ratas, y, con toda seguridad, por numerosos fantasmas. Lo administra la “Sociedad de Beneficencia de Lima”, pero no se vislumbra un interés real por salvar al edificio ni al enorme tesoro que guarda en su interior: la Fuente de San Bartolomé.

LA FUENTE DE SAN BARTOLOMÉ
Con aire altivo y en intolerable abandono, destaca, en el centro del patio, la magnífica fuente de hierro colado con su pila octogonal. El Dr. Miguel Rabí Chara (“El Hospital San Bartolomé de Lima 1646-2000, la Protección y la asistencia de la gente de Color”, 2001) informa que la hizo instalar el Presidente José Balta y Montero, en el año 1872,  como parte del mejoramiento de los servicios de desagüe o acequias de la ciudad, poco tiempo antes de morir asesinado, tras un golpe de estado.

san bartolome02No es difícil imaginar que esta Fuente, con su impresionante aspecto, fuera quizás la única distracción para miles de soldados heridos,  y que sus aguas dulces sirvieran para extinguir la amargura del paladar en los moribundos…

Acostumbrados a las fuentes victorianas con motivos propios de la mitología o de los reinos animal o vegetal (hojas de acanto, fustes arbóreos, puttos, tritones, delfines, leones, etc.), de pronto, surge acá una fuente uniformada como un general, que parece escrutar su entorno con la mirada siniestra de los leones. Una fuente sublime que rompe todos los esquemas, al cohonestar la vida –el agua– con la muerte –las armas–.

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El fuste de su taza mayor consta de la unión de cuatro petos –con el escudo de Perú  al frente– colmados de armas en su interior: cañones, balas, sables, etc; entre ellos, enlazando el conjunto, cuatro surtidores en forma de cabezas de león. Ornada en su cara inferior o envés, con relieves de medallones clasicistas, esta taza mayor soporta un segundo fuste, compuesto de cuatro fasces romanos, rematados por yelmos con soles en la cimera (soles que evocan la moneda peruana); al pie de los fasces,  gruesas luréolas circundan el conjunto.

san bartolome04Por la disposición de sus elementos, asimilables a los “muebles” de un escudo de armas, bien merecería la Fuente de San Bartolomé una interpretación o lectura, desde el punto de vista de la ciencia heráldica.

Otro gran mérito de Eduardo Vásquez Relyz fue haber descubierto algo impresionante con relación a esta fuente, que quizás arroje cierta luz sobre el motivo de su “ropaje” bélico. Analizando fuentes francesas de la Fundición Val d´Osne (varios países de Suramérica, Perú incluido, gozan de una extensa colección de arte siderúrgico de esta prestigiosa fundición), Eduardo detectó gran similitud entre la fuente de San Bartolomé y la fuente de Castres, una comuna francesa del departamento de Tarn, en la región de los Pirineos. Si desnudáramos la Fuente de San Bartolomé, despojándola de los artilugios de guerra y la dejáramos sola con los platos y fustes sin adornos, obtendríamos… la fuente de Castres! ¿Cómo es eso posible? Basta con echar una mirada a la decoración de los platos para advertir que ambas poseen el mismo diseño: el plato mayor, en su envés, está decorado con cuatro medallones con efigies clasicistas (a manera de camafeos); el plato menor, ornado de conchas en su envés, también es  idéntico al de la fuente de San Bartolomé. Hay, sin embargo, alguna diferencia apreciable en los fustes, que no contradicen la casi exactitud de ambos modelos. Pese a ello, Eduardo Vásquez y yo coincidimos en que ambas fuentes corresponderían a la plancha 545 (modelo 16) del Catálogo de fuentes de Val d´Osne del año 1900.

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¿Y cómo fue  que la fuente de San Bartolomé  resultó cubierta con este impresionante “traje de fatiga”? Aún no tenemos respuesta para esa pregunta; pero es evidente que las autoridades quisieron reafirmar, en la fuente, el carácter castrense del Hospital. Si ella era un símbolo en sí misma, entonces que dicho símbolo no dejara lugar a dudas de ser el elemento decorativo central de un Hospital Militar. En este sentido –ya ahora estamos en el terreno de la especulación– es muy posible que las autoridades del Estado pidieran a la fábrica Val d´Osne o a su representante local (había relaciones muy estrechas con empresas francesas durante el gobierno del Presidente Balta) una fuente a la medida de los intereses del Hospital. Es altamente probable que Val d´Osne decidiera tomar uno de sus modelos de fuentes (en este caso el modelo 16) y, sobre su estructura básica, agregara los implementos castrenses. Resulta  muy difícil imaginar que estos “ropajes”, tan perfectamente ajustados sobre dicho modelo, pudieran haber sido confeccionados en alguna fundición local.

san bartolome06¿Son los embates del clima y el transcurrir del tiempo los principales enemigos de esta magnífica obra, única en su género? Decididamente no. Hay un enemigo mucho más aterrador, que casi siempre logra dar fin a estas increíbles obras. Ese enemigo es el olvido. La fantástica Fuente de San Bartolomé alcanzará pronto la respetable edad de un siglo y medio. Con el terrible peso del desprecio a sus espaldas, quizás desaparezca antes de una década; si no es que alguien acelera todo, y la derriba, en un abrir y cerrar de ojos. Si los peruanos (o algún organismo internacional) deciden confiscarla al olvido, para rescatarla, la Humanidad lo agradecerá por siempre. No es la fuente de San Bartolomé un conjunto de piezas viejas de hierro en medio de un Hospital abandonado; ella es un símbolo, una alegoría de la delgada línea que separa la vida de la muerte, todo un patrimonio de Perú y del Mundo. Ataviada con sus mejores armas, la Fuente de San Bartolomé, aún está en pie de guerra, lista para dar su mayor batalla: su propia supervivencia.

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Fotografías: Dominique Perchet, Eduardo Vásquez R., Paul Velz, Eiko.c, Garreaud, Lima de Siempre (blog).
Enlaces:
http://limaincognita.blogspot.com/2011/12/hospitales-abandonados-de-lima.html

http://sisbib.unmsm.edu.pe/bvrevistas/anales/v57_n4/hospit_materno.htm
http://laarquitectura.blogspot.com/2010/02/arquitectura-de-hospitales-en-el-peru.html
Vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=FfNiP8devaQ

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